Por Luis Peralta
Providence, RI—Según un reporte del Centro de Políticas Migratorias, en 2011 el “50.1por ciento de los inmigrantes (70,930 personas) en Rhode Island, eran naturalizados estadounidenses, lo que significa que son elegibles para votar.” Desafortunadamente, “sólo un 13 por ciento de los votantes registrados (73,808 votantes), incluyendo a inmigrantes naturalizados e hijos de inmigrantes, nacidos en los Estados Unidos, “eran nuevos estadounidenses.” De ellos, los latinos representamos un 3.9 por ciento (20,000) de los electores durante el periodo de elecciones en 2008, de acuerdo al Censo de los Estados Unidos. Pero el número real de quienes votan, sigue siendo pobrísimo; si al menos la mitad de esos 20 mil hubiese sufragado, constituyéramos una fuerza incontenible, de lo cual parece que estamos todavía muy lejos.La población latina elegible para votar creció mucho más para las elecciones de 2010, alcanzando unos 54,000 potenciales electores. Pero seguimos teniendo un problema insistente y serio: no votamos en números que reflejen el incremento de población y de electores; un porcentaje reducido de votantes latinos registrados, realmente vota; un porcentaje significativo de nuevos ciudadanos (naturalizados) y de ciudadanos jóvenes nacidos en el país, no se registra y por tanto no puede votar ni transformar la relación de poder político, ni generar una visión incluyente de los latinos en la fuerza laboral del sector público. Todo lo contrario, cada día, más jóvenes latinos que egresan de las universidades locales, se movilizan a otros estados en busca de las oportunidades de trabajo que no pueden encontrar en Rhode Island.
No tengo una respuesta contundente a este esquema de sobrevivencia precaria, sino el deseo irreducible de ver algún día un cambio de actitud, que a mi humilde parecer sólo puede venir de un esfuerzo bien encaminado, consistente y serio, de educación cívica, que nos permita asociar la participación política con el desarrollo educacional, profesional y económico. Disponemos ya de una herramienta valiosísima con el Latino Policy Institute, el cual ha producido y publicado ya algunos reportes que bien podrían servir para llevar a cabo esfuerzos complementarios de abogacía y educación que remediarían –de manera significativa—carencias que nos agobian.
Las elecciones de 2002 fueron impactadas significativamente por el voto latino, especialmente el sufragio del grupo de electores de origen dominicano, que contribuyó a que el actual congresista federal David Cicilline, alcanzara la Alcaldía de Providence. La participación latina ha sido resonante y determinante en los procesos electorales recientes en Central Falls, donde prácticamente somos mayoría. Sin embargo en términos generales, los niveles de participación, no son los deseados, aunque me parece que está teniendo lugar un cambio, que de producirse en la magnitud en que lo anticipo, podría ser histórico. Pienso que ese crecimiento será liderado por ciudadanos de origen guatemaltecos, a quienes veo como un gigante electoral soñoliento que comienza a despertarse.
Según datos del Censo, en 2010, los guatemaltecos quedaron registrados como el tercer grupo latino más numeroso de Rhode Island, y diría que, uno de los más importantes, si juzgamos, no sólo a partir del poder de compra que representan, sino también de su considerable incidencia en el estado, aportando empleos y energizando la economía con su participación activa en la apertura y sostenibilidad de negocios diversos.
Sólo los dominicanos (35,000) y los puertorriqueños (34,979), de acuerdo a estadísticas del Censo-2010 superan en número a los guatemaltecos (18,852). Sin embargo, su participación política en los procesos electorales, es todavía muy tímida, a pesar de que pueden identificarse indicios de que eso está cambiando, ante todo mediante un activismo cultural que últimamente ha hecho más notoria su presencia, y probablemente anticipa la incidencia política que tendrán en el futuro inmediato.
Pienso que las elecciones de 2014, ofrecen a todos los latinos, y a los guatemaltecos en lo particular, una oportunidad excepcional de participación y decisión. Pero esa oportunidad debe ser encaminada, educacional y organizativamente, por su liderazgo y organizaciones más representativas, como el Consulado General de Guatemala, el Centro de Guatemaltecos de Rhode Island, the Guatemalan American Association of Rhode Island (GAARI), la Organización Esperanza de Vida, las iglesias cristianas evangélicas, el Movimiento de Inmigrantes de Guatemala (Migua), y la Coalición Nacional de Inmigrantes Guatemaltecos en los Estados Unidos, cuya directiva tiene representación de Rhode Island.
No necesitan hacer proselitismo electoral, sino asumir la responsabilidad de llevar a cabo una campaña educacional de participación política, que incluya registración masiva de nuevos votantes, y materialización del derecho constitucional al sufragio, con resultados que puedan verificarse en las elecciones primarias de septiembre y en las generales de noviembre de 2014.