PROVIDENCE, RI (PM)--Con la aprobación en el legislativo de la propuesta de reforma al
sistema de pensión del estado de Rhode Island, la imagen política del
Gobernador Lincoln Chafee, se fortaleció ante la opinión pública, muy a pesar
de las fracturas causadas en importantes segmentos de votantes que en las
pasadas elecciones, fueron fundamentales en una contienda difícil, en la que el
Gobernador se vio obligado a competir en contra de un candidato republicano con
arraigo, un candidato demócrata, y un representante de una tercera fuerza
política.
Uno de esos sectores, está formado por sindicatos con membresía a través de todo el estado. Éstos, no sólo representan fuerza electoral en las urnas, sino también, impacto sustancial en apoyo económico y trabajo político-electoral. La reforma del sistema de pensión, creó una fisura entre Chafee y los sindicatos, que sin bien no es definitiva, puede ser relevante en una futura re-elección, si el Gobernador no enmienda su relación con ellos. No olvidemos que su popularidad es actualmente menor de un 30 por ciento.
Chafee, hasta cierto punto, ha logrado amainar la percepción catastrófica que hemos tenido acerca del déficit presupuestario estatal. Ya los comentaristas políticos y analistas económicos, no nos repiten o describen el panorama sombrío que arropa al estado; sin embargo, esa percepción, no ha desaparecido de ciudades y pueblos en situación de emergencia económica.
El Gobernador ha logrado un respiro; pero la economía del estado sigue tambaleante; el desempleo volvió a pasar del 10 por ciento, y el éxodo o movilidad social del segmento poblacional probablemente más productivo, compuesto esencialmente por jóvenes egresados de nuestras universidades, sigue profundizándose, amenazando no solamente el nivel de población, sino también, la representatividad congresual en Washington, lo cual no deja de ser alarmante.
Estructuralmente, la economía sufre la falta de visión y creatividad del liderazgo gobernante, incluyendo el poder legislativo estatal, que no parece haber entendido que la exorbitante carga impositiva que afecta la labor empresarial, fue responsable del traslado del sector manufacturero, cuando prácticamente la mayoría de empresas, emigro al sur del país; y que todavía continúa ahogando las posibilidades de crecimiento, sostenibilidad y generación de empleo.
Si no transformamos estructuralmente el aparato económico, y la visión parasitaria de nuestro liderazgo político, el estado profundizará en su debilitamiento productivo, disminuyendo aún más, la calidad de vida de sus habitantes.
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